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Mati.

Actualizado: 15 jul 2019

Matilda Corral es actriz, directora y profesora de teatro. Hizo un Master in Fine Arts (MFA) en el Actors Studio Drama School de Nueva York y actualmente es Profesor instructor de la Escuela de artes en la Universidad Central de Venezuela.


Es la fundadora y directora del Gimnasio de Actores en conjunto con Andreína Salazar, actriz venezolana que actualmente reside en Madrid realizando un postgrado en estudios teatrales. Ambas desarrollan este taller permanente que les permite a los actores venezolanos explorar todas las posibilidades de algún personaje, perfeccionar sus técnicas y descubrir nuevas herramientas para entrar a escena.


Los actores que la conocen y han trabajado con ella reconocen su inteligencia e intuición.


Tengo la suerte de haber visto clases con ella y montar escenas para presentarlas en el showcase anual que produce el Gimnasio de Actores. Sus formas lograron que comenzara a leer mucho más y que mi curiosidad se intensificara. Cada sesión es un viaje de emociones, y cuando toca pasar delante de la clase a prensentar tu trabajo, sientes un vacío inexplicable porque sabes que estás a punto de descubrir y sentir millones de cosas.


Si eres actor o estás pensando en serlo, no dudo ni un segundo en que debes pasar por ahí. Mati es inteligente, apasionada y tiene un profundo interés en que sus estudiantes exploten todo su potencial.


Esta entrevista expone a grandes rasgos su visión acerca del teatro en el país y te acerca un poco más a entender a este curioso personaje que es Matilda Corral.





¿Qué significa para ti ser actriz?

Es una profesión como cualquier otra. Es la que me ocupa.


¿Consideras que tienes alguna responsabilidad con la sociedad por ejercer este oficio?

Por supuesto, todos somos responsables y participantes activos de nuestra sociedad. El otro día llevé mi carro a reparar el aire condicionado y salió peor que como entró. Temo que le cambiaron algunas piezas del motor. A lo mejor ese “mecánico” piensa que no tiene ninguna responsabilidad con la sociedad, piensa que sólo él y los suyos deben salvarse. Piensa que hizo un buen negocio, pero ha podido ser una tragedia. Me recordó a la obra de Arthur Miller, “Todos eran mis hijos”. La responsabilidad social y la ética son temas que están presentes en sus obras.


No somos infalibles. Tenemos miedo. Para eso existen los poetas, las dramaturgas, para recordarnos sobre aquello que hemos decidido olvidar, para abrirnos a la posibilidad de pensar, cuestionarnos sobre estos temas universales y vencer ese miedo.


¿Qué teatro (espacio físico) rescatarías en Caracas y por qué?

En nuestra ciudad hacen falta salas de teatro pequeñas, de 80 o 100 butacas. Hay tantos espacios vacíos, sin ningún uso, llevando polvo y tantos actores deseosos de lugares para ensayar y contar sus historias.


Hacen falta muchas salas pequeñas que sin grandes pretensiones permitirían abrir el juego de la creación teatral en el país. Las pocas salas que hay están en manos de instituciones o personas con agendas particulares y los grupos de teatro tienen que adaptarse a ellas. Es un problema para el arte y los artistas, porque vivimos en un país acostumbrado a la censura. En todas las salas hay censura, expresada de distintas maneras, unas más sutiles que otras, políticas, sociales, sexuales, intelectuales… es una lástima que sea cada vez más difícil para los artistas expresar sinceramente su mundo interior.


¿Cómo te sientes al saber que estás formando a una parte de los actores venezolanos?

Me alegra que el Gimnasio de Actores sea parte de este grupo de gente buena que hace teatro en nuestro país.


¿Quisieras dar clases por siempre?

Es parte del proyecto del Gimnasio de Actores. Hice esa promesa a Juan Bautista La Salle y por ahora pienso que voy bien.


¿A qué te dedicas, además de dar clases?

Además de las clases, preparo los proyectos para las próximas piezas que queremos montar y los personajes que voy

a interpretar.




¿Qué tipo de teatro te gustaría ver más en las salas venezolanas?

Teatro venezolano.


¿Con qué sueñas para tu carrera actoral?

Sueño con ese espacio para hacer el teatro que quiero hacer.


¿Qué es indispensable en la actitud de un actor?

La curiosidad, la capacidad de dar luz a aquello que esconde. La sinceridad.


¿Que sientes que le hace falta al mundo del teatro venezolano?

Nos faltan bibliotecas de artes escénicas actualizadas, que bien pudiera alguna funcionar en el Teresa Carreño, en el Celarg, en las estaciones del Metro. Nuestro país tiene escasez de bibliotecas y de líneas de investigación teatral. Salas de teatro pequeñas, independientes y acceso a la información.


¿Consideras que la cultura es necesaria en estos momentos que atravesamos como país?

En todos los momentos.


Tu manera de hablar de la idiosincrasia venezolana es muy interesante ¿cómo describirías a un

personaje basado en ella?

Esa pregunta tiene que ver con la línea de investigación actoral que estamos explorando en el Gimnasio de Actores desde hace algún tiempo y ahora comienza a sistematizarse con la entrega que acabo de hacer de un anteproyecto de tesis doctoral a la comisión de postgrado de la Facultad de Humanidades de la UCV, donde me hago esa pregunta. El Gimnasio de Actores será el laboratorio para explorarla.


La idea es tratar de identificar si la idiosincrasia tiene alguna relación en cómo el actor venezolano se aproxima a la investigación de sus personajes. Puede que nuestras estrategias de conducta estén vinculadas a la historia de nuestro país y a la conducta de nuestros personajes de ficción.


Eugenio Barba nos ubica entre los actores del Polo Sur y lanza una descripción que considera él que nos define. Creo que el caso nuestro es todavía más particular. José Manuel Briceño Guerrero, filósofo y filólogo venezolano, tiene algunos planteamientos interesantes sobre nuestras estrategias y diferencias con el mundo occidental. No somos del todo europeos ni anglosajones. Hay influencia, sí, pero también escondidas están nuestras particularidades que juegan un importante papel en la manera de tomar decisiones.


Los actores venezolanos tenemos campo para investigar en la literatura venezolana que es

tan rica, variada y nos ayudaría a comprender cómo somos y nos daría nuevas rutas para enfrentamos a la interpretación de personajes con mayor sinceridad.


Un libro

“La muerte de la clase liberal” / Death of Liberal Class de Chris Hedges

Ahora estoy leyendo “Canaima” de Rómulo Gallegos


Una obra

“Bolívar Coronado” de Lupe Gehrenbeck


Un personaje

María Eugenia Alonso de la obra “Ifigenia” de Teresa de la Parra


Una canción

Natalia Lafourcade “Hasta la raíz”

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