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ARTIFICIAL

Actualizado: 2 jun 2019

Conozco mujeres operadas y mujeres naturales, y aunque no critico las cirugías, la verdad es que la belleza natural me parece impecable.


Tengo 24 y desde los 18 o antes muchas de mis amigas comenzaron a hacerse cirugías estéticas. Casi todas lolas y nariz. Les levantó la autoestima y la mayoría cambió su manera de vestir, de expresarse, y comenzaron a brillar. Fue un cambio físico que las ayudó hasta su interior.


Sin embargo, ser natural permite verte al espejo y de verdad observar tus imperfecciones o envejecimiento, aceptarlo y abrazarlo. Amarte desde el principio.


Tampoco creo que unas cuantas cirugías sean tan malas. La verdad es que estoy en el medio con respecto a ellas. Si consideras que un levantamiento de busto o absorción de papada van a cambiar tu manera de percibirte para mejor, adelante. Mi problema real es con el exceso.


La belleza artificial se ha hecho lo suficientemente popular a nivel mundial como para crear estándares de belleza irreales, derrumbar autoestimas (porque esto es monetizable) y despertar la comparación o envidia.


Hoy en día existen tratamientos hasta para igualar la línea del pelo, así cuando te lo recojes se ve perfectamente peinado. Hay cirugías para hacerse los huequitos de los cachetes al sonreír, para agrandarse los ojos y cambiar su color, cambiar las líneas de las manos, implantes de pestañas, quitarse las arrugas de las rodillas, y hasta lifting en las manos con el fin de eliminar las arrugas (operación que desde hace unos años se ha vuelto más popular debido a las selfies).


La realidad es que mientras más intentamos perfeccionarnos, más inseguridades crecen.


Si no me crees, lanza a una niña que no le guste su pelo rulo cuando lo tiene secado a la piscina, y vas a ver que no se sale hasta que se vaya la última persona de su interés. Ella prefiere quedarse adentro hasta que sus manos parezcan unas pasas.

Lo mismo sucede al volverte adicto a todo tipo de cirugías y tratamientos: comienzas a desarrollar poca tolerancia a la naturalidad.


Y yo me pregunto: ¿Cómo coño hacían las personas de los siglos pasados para lidiar con sus inseguridades?


Me imagino que no se complicaban tanto. Era duro, pero terminaban aceptando quiénes eran.


Ten en cuenta que no importa cuántas veces entres al quirófano, no vas a solucionar nada si no empiezas desde adentro e investigas qué es lo que hace que necesites tanta “perfección” o artificialidad en tu vida.

Ahora bien, entendiendo que la belleza física se ha vuelto cada vez más importante, es coherente que las redes sociales vayan acordes con nuestros intereses. Es por eso que Instagram, el nuevo rey del marketing digital, es uno de las más populares a nivel mundial contando con 1000 millones de usuarios.


Esta plataforma en la que cada día se suben aproximadamente 95 millones de fotos, se presta para compartir la belleza artificial y tener feedback positivo por ella. Entonces, tomando en cuenta que tenemos activada y repotenciada la comparación, hasta los usuarios más realistas u objetivos en algún momento se ven tentados a dudar y juzgar su apariencia por la cantidad de cuerpos retocados y contenido irreal editado que consumen.


Los adolescentes se frustran y los adultos se deprimen.

Tomemos como ejemplo a Kylie Jenner.


Esta joven emprendedora creó un imperio del maquillaje y se convirtió en la joven más millonaria antes de los 25 años. Ese logro se lo debe a su populariad en las redes sociales, sobre todo en Instagram, en donde exhibe su concepto de belleza que traspasa los excesos de las cirugías a tal punto que es casi imposible creer que es la misma persona cuando ponen fotos de antes y después.



Aumento de labios, reconstrucción de la barbilla, aumento de senos y glúteos, levantamiento de cejas y párpados junto con un alargamiento lagrimal.

Con 134 millones de seguidores que en su mayoría son niñas, logra influir en las tendencias y gustos de una generación completa. Es entonces cuando me pregunto: ¿no debería al menos aclarar la cantidad de operaciones que tiene? (sólo por el hecho de que su imagen es un nuevo "estereotipo de belleza" y que es importante aclarar que no es posible alcanzarlo naturalmente).


La idea de seguir a personas influyentes es que te motiven para mejorar aspectos de tu vida, o para alegrarte la vida con chistes o educarte acerca de un tema en específico. Pero, ¿cómo hacemos si ninguna de ellas muestra contenido real?


Es ahí cuando empieza la comparación, y lo peor es que es con una realidad que ha sido totalmente manipulada desde el principio.


Tenemos una obsesión por la perfección que poco a poco va tomando más poder y nos permite cada vez menos aceptarnos y ser reales.


No tiene nada de malo querer verse bien y hacer lo posible para lograr la mejor versión de ti misma. Pero, ten en cuenta que la artificialidad excesiva, esa que te hace ver "perfecta" solo te funciona por un ratico, hasta que consigas otra "imperfección" que resolver.


Es una gran verdad que a todos nos encantaría cambiar algo de nuestro aspecto. Creo que es normal. Lo importante es saber que tienes tu encanto tal y como eres, y que si bien te puedes ayudar con un poco maquillaje y otros trucos, la idea es tener la misma confianza en ti cuando estés natural.


De más está decir que esta es mi posición, no debe ser la de más nadie y siempre estoy abierta al debate. Somos libres de pensar y escribir lo que queramos.

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