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Guía práctica para lidiar con padres divorciados

Actualizado: 2 jun 2019


Hoy en día lamentablemente la mayoría de mis conocidos, incluyéndome, tienen padres divorciados. De hecho, es raro ir a casa de amigos, primos o vecinos y ver juntos a sus papás. Cada vez que me topo con ese tipo de familias, agradezco y sigo mi camino. La verdad es que tengo dentro de mis planes casarme, y me alivia ver ejemplos de “hasta que la muerte nos separe” llevados a cabo correctamente.


Cada pareja es un mundo y es por eso que cada divorcio es diferente, sin embargo, las etapas que pasan los hijos de todas ellas son parecidas sin importar la edad o el orden de las mismas. Por lo general caemos en estado de shock, nos parcializamos con alguno de los dos, nos cuesta comunicarnos con ellos, peleamos y descubrimos las verdaderas personalidades (para bien o para mal) de quienes nos dieron la vida.


Pero al final, tarde o temprano aceptas la realidad y hasta se te explota el cerebro cada vez que piensas que esos dos seres tan diferentes en algún momento se hablaron con voz de bebé y se calaron la personalidad del otro.


Ahora bien, hay que entender que dentro del estatus de “padres divorciados” encontramos, a su vez, diferentes tipos de situaciones y con ellos, naturalmente, diversas formas de manejarlos:


1. Los que se divorciaron hace siglos, todavía no se hablan, y se mandan a decir las cosas con sus hijos:

Con este tipo de padres lo más recomendable es prohibirles que te usen de mensajero. Limítate a comunicar información completamente necesaria y déjales claro cada vez que suelten un “mira dile a tu mamá/papá”, que el mensaje no les va a llegar. Anímalos a que hablen entre ellos.

2. Los recién divorciados que no se pueden ni ver. Cada uno está pasando por una crisis existencial diferente:

Por lo general, las mamás cambian su manera de vestir, beben y salen con las amigas y los papás se empiezan a arreglar más, se la pasan perfumados, hacen ejercicio y viven en “reuniones de trabajo”. Aquí lo que hay que hacer es vivir y dejar vivir. Es entendible que te frustres a veces porque no entiendes qué coño hace cada uno, pero mientras todos hagan un esfuerzo por mantener las relaciones lo mejor posible, no creo que haya que poner mucha atención a sus nuevas actividades.


3. Los que se llevan increíble, se comunican por el dichoso co-parenting y hasta se pueden ir de viaje juntos cada quien con su pareja sin ningún problema:

Aquí lo único que hay que hacer es sacudir al que se queje, porque situaciones como esta demuestran una inteligencia emocional tan descomunal que te tienes que sentir dichoso de ser hijo de esta gente.


4. Los que siguen enamorados:

A menos de que te quieras lanzar una de "Parent Trap", no te metas. Siempre ten en cuenta que estamos hablando de adultos pensantes y capaces. Ellos sabrán.


5. Los que están divorciados mentalmente, pero viven en la misma casa:

Esta es una de las más complicadas porque la mayoría de las veces los hijos están en negación, y se acostumbran a ver a sus papás distantes sin concientizar la gravedad de la situación.

Pero si tú estás claro de lo que está pasando, asómales la idea de ir a terapia juntos, o por separado (depende del nivel de receptividad). Eso sí, ten en cuenta que una vez que comiencen a tratarse, existen las mismas probabilidades de que decidan divorciarse o de volver a intentarlo. Either way, es el mejor consejo que les puedes ofrecer.


6. Los políticamente correctos:

Estos son los que acceden a verse e intercambiar un par de palabras en graduaciones o eventos importantes. Conversaciones frías y por qué no, de vez en cuando se tiran puntas directas al corazón.

Sinceramente, aunque mis papás no pertenezcan a este estatus, considero que este es uno de los más normales. Cada uno siguió con su vida, pero entienden que tienen hijos de por medio y se comunican por ellos.

Entonces, creo que mantener una relación sana con ambos y respetar sus nuevas vidas (sin que te saquen a ti y a tus hermanos del panorama) es más que suficiente.


7. Los que necesitan hablar mal uno del otro y compiten por la atención de sus hijos:

Si esto te está pasando, páralo. Eres parte de una triste competencia entre ellos que sólo les va a traer problemas más grandes.

A ti lo que te interesa es que la situación se estabilice, y que puedas crear una rutina sin necesidad de tener que lidiar diariamente con los problemas de tus papás. Pídeles las veces que sea necesario que no hablen mal del otro en tu presencia y acepta los planes que te ofrezcan, siempre y cuando no choquen con tu rutina.

Haz entender que tú también tienes prioridades que deben ser igual de respetadas.


8. Los que se divorcian de su pareja y de sus hijos (ambos):

Lamentablemente existe este tipo de situación. Es duro ver a tus papás rehacer sus vidas sin que te tomen en cuenta. Es por eso que además de mucha terapia, lo más recomendable es no mendigar su cariño y aceptar que cambiaron en varios aspectos de sus vidas. Ahora son así, nos guste o no.

Cada vez que te llamen o quieran estar contigo, es un momento digno de aprovechar, pero sin caer en la desesperación porque tú eres su hijo y eres digno de que ELLOS quieran pasar tiempo contigo.

Ámalos y ámate.



En fin, cualquiera que sea tu caso, intenta mantener la calma. No eres el único que pasó o está pasando por esto; ten en cuenta que siempre la comunicación es lo más importante, además de comenzar a hacer actividades que refuercen tu autoestima y fuerza interna (esto puede ser hasta reunirse con amigos con más frecuencia de la acostumbrada y descargarte las veces que lo necesites).


Independientemente de tu situación, lo mejor que puedes hacer es un esfuerzo por tener buena relación con los dos (si es posible) y aceptar el hecho de que ya no están casados. Ahora tienes una nueva realidad.


De todas maneras, aquí hay ciertos tips que te ayudarán a manejar la locura que es tener papás divorciados:


Ve a terapia

Si eres de esas personas que “no cree en la terapia”, lo único que te pido es que lo intentes una sola vez; y si ya lo intentaste y no te gustó, probablemente fue porque no hiciste click con el terapeuta (ojo: conseguir al terapeuta indicado es como cuando sales a comprar bluejeans, es difícil, pero una vez que los consigues, no te los quitas).


Cuando vayas, habla de la situación de tus papás, claro. Pero una vez que hayas terminado de descargarte, habla de ti, enfócate en tratar tus problemas, inseguridades y relaciones. Si te concentras en tu vida vas a ir resolviendo mil cosas que te pesaban y no lo sabías, y vas a ganar herramientas emocionales para tratar con tus papás.


Aprovecha cada consulta e intenta que siempre estén dirigidas a resolver problemas internos.


 Sigue creyendo en el amor

Cursísimo, lo sé, pero la mayoría de los hijos de divorciados no creen en el matrimonio o en encontrar a una persona realmente especial con la que quieras pasar el resto de tu vida; obviamente por sus experiencias con sus padres.

Pero, tu no eres ellos, y te mereces todas las oportunidades que quieras para salir con alguien, enamorarte, equivocarte y volver a empezar hasta conseguir al indicado. ¡No te rindas!


Personalmente, mientras más entro en la vida de “adulto”, más me doy cuenta de lo difícil que es la convivencia en pareja y el reto que es mantener el matrimonio interesante por tantos años.


Entiendo que existe y que contemplaría la opción de divorcio si fuera necesaria, pero creo que vale la pena intentar casarme y asumir la cuestión "metiéndole el pecho". No siento que por las equivocaciones de mis papás tenga que condicionar mis decisiones sin darme la oportunidad de intentarlo.

¡Qué viva el amor!


Conoce BIEN a tu pareja (la actual o la que venga)

La mayoría de los baby boomers (los papás de la generación millennial) se casaron súper jóvenes e inexperimentados. No hablaron de temas importantes, el machismo y tradicionalismo abundaban mucho más en su época, y vivir juntos antes de casarse o desafiar ciertas normas de alguna de las dos familias – por el bien de su relación – no estaban planteados.


La idea es aprender de los errores y actuar diferente: habla de todos los temas necesarios por más incómodos que sean, da tu opinión sincera, aunque te cueste, fíjate cómo reacciona en momentos de tensión, cómo trata a sus papás, cómo se administra económicamente y todo lo que consideres necesario.


Que no te de vergüenza evaluar, SIN JUZGAR. Después de todo, estás decidiendo si comprometerte por el resto de tu vida.


 Aprovecha lo bueno que traen los divorcios

Generalmente, los divorcios traen más independencia a todos los involucrados.


Eso, casi siempre, se traduce en más sinceridad y autenticidad en las acciones y opiniones. Aprovecha para sacar temas de interés con ambos padres, conoce lo que realmente piensan, y descubre quiénes eran antes de estar casados. Seguro te sorprendes.


 Siempre listo

Si tus papás están en cualquiera de los estatus en donde verse puede provocar la tercera Guerra Mundial, entonces intenta anticiparte a ese tipo de eventos para que te puedas preparar psicológicamente.


Es inevitable no estresarse cuando los tienes a ambos en un mismo lugar. No sabes qué hacer, todo es incómodo y quieres ser equitativo con el tiempo que le dedicas a cada uno.


Lo más probable es que no la pases bien estés donde estés. Entonces, si no quieres pasarla mal hasta en tu matrimonio, empieza a trabajar el hecho de no prestarle atención a sus sentimientos esos días.


Suena feo y egoísta, pero la realidad es que, además de que ellos son capaces de controlar lo que sienten cuando se ven, hagas algo o no todo va a seguir siendo incómodo. Deja que ellos lidien con sus emociones, tú no puedes hacer nada, sólo quererlos.

Piensa en ti e intenta disfrutar, tómate fotos con ambos, baila, canta y procura hacer planes después con el que no hiciste algo post-evento. Gózate tu día o noche sin tener remordimientos acerca de cómo la pasaron. They are big enough.


 A veces hay que mandar a la mierda

Todos los consejos anteriores son aplicables, sin embargo, hay situaciones en las que uno de los dos decide desaparecerse, pierde el interés por la vida de sus hijos y crea la suya sin involucrarlos.


En ese caso, después de mucha terapia y de drenar la rabia de diferentes maneras, lo mejor que puedes hacer es aceptar a esa persona como es, y mandarlo a mierda. Ni hablar mil veces, ni cartas, ni mails, ni nada va a hacer que cambie de rumbo; entonces deja de lastimarte y aléjate. Te prometo que vas a conseguir muchas personas mágicas en tu vida.


 VIVE

Que no te detenga este o cualquier problema. Mientras más normalices y hables de la situación que vives, más podrás avanzar. Sal, crea, conoce, viaja (si puedes), come rico (siempre hay opciones baratas y divinas, sólo hace falta pensar), e intenta involucrar a tus papás hasta donde ellos y tú lo permitan.


Si todavía te estás preguntando el estatus al que pertenece mi familia, es al 1. Mis hermanos y yo hemos tenido que aprender a manejar momentos verdaderamente incómodos y dolorosos. Cada uno lo ha logrado con sus propias estrategias, y yo les comparto las mías.


Espero que les sea útil.


Ve a terapia. En serio. Ve.


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